De la mano del exsuperviviente Noel Bayarri y otros singulares anfitriones, el programa descubre el paisaje, el arte y la gastronomía de Lanzarote, una tierra esculpida por las erupciones volcánicas que tuvieron lugar en los siglos XVIII y XIX.
En el reportaje elaborado por Erika Barreras el programa descubre los parajes insólitos formados por grutas volcánicas, cráteres y lagos de lava, que reposan sobre idílicas playas de arena dorada, además de profundizar en la figura del artista César Manrique y degustar sorprendentes propuestas gastronómicas.
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Viajeros Cuatro iniciaba su recorrido de la mano de los mellizos Álex y Luna Zacharías, actor y exparticipante de un popular concurso gastronómico, respectivamente. Ambos mostraron sus rincones preferidos de la isla en la que nacieron, como la casa familiar, una vivienda típica canaria situada entre Famara y Teguise, y pasearán por las calles de esta última localidad.
Además, junto a Paloma, riojana enamorada de Lanzarote desde hace 12 años, y su marido, visitan el Parque Nacional de Timanfaya, donde completan una senda volcánica a lomos de un auténtico camello lanzaroteño en medio de un paisaje lunar. La ruta finaliza con la degustación de un pollo asado al calor de los volcanes en el restaurante El Diablo, en la Montaña de Fuego.
La isla de César Manrique
Conocer Lanzarote exige adentrarse en la obra del artista César Manrique. El equipo cuenta con la pintora lanzaroteña Rufina Santana como guía para visitar los Jameos del Agua, una cueva volcánica transformada por Manrique en una obra de arte arquitectónico integrada en la naturaleza. Llegan, además, hasta el Mirador del Río, también diseñado por el artista sobre un acantilado y con unas vistas imponentes sobre el archipiélago Chinijo y la isla de La Graciosa.
De la mano del exparticipante de Supervivientes y Mujeres y Hombres y Viceversa, Noel Bayarri, conocido popularmente como ‘Mojo Picón’, recorren el municipio de Haría, precioso pueblo ubicado en un valle rodeado por 10.000 palmeras y en el que pasó su adolescencia. Además, visitan la playa de Los Caletones.
Con Yai, sueca criada en Lanzarote, y su novio, el equipo recorre el sur de la isla en la furgoneta camper de la pareja. La primera parada es los charcones, unas llamativas piscinas naturales, a las que segue el Lago Verde, una laguna que podría ser escenario de una película de ciencia ficción y que forma parte del Parque Natural de los Volcanes. La excursión finaliza en el pueblo de El Golfo, donde degustan lapas de roca, un marisco típico de la zona.
En la zona vinícola de La Geria, descubren un conjunto de excavaciones cónicas de piedra llevadas a cabo en la tierra volcánica para acoger la vid y protegerla del viento. Rafael Martinón, propietario de una bodega en Masdache, explica el origen de esta peculiar forma de cultivo.
Tinajo, La Santa, Arrecife y La Graciosa
Kelly Benítez es una atleta colombiana que vive en la isla desde 1999. En 2018 ganó el Mundial de Atletismo W35 (mujeres de 35 años) en la categoría de 400 metros lisos. También entrenadora personal, enseña lo que, a su juicio, es lo más auténtico de Lanzarote: su gastronomía y su gente. En primer lugar, en Tinajo presenta a Francisco Arbelo, un productor de queso galardonado en 2019 con el premio al mejor queso de la isla. A continuación, visita un asador típico canario especializado en carne de cabra, carne ‘fiesta’ (cerdo con un aliño especial) y papas con mojo. Rumbo al norte, en La Santa, unos niños la recibien en el muelle con los cantos de caracola de mar, una tradición que se está recuperando en esta localidad poco frecuentada por los turistas.
Otro extranjero afincado desde hace 20 años en Lanzarote es el brasileño Gustavo. Junto a su novia Ifara, el programa pasea por la capital, Arrecife, donde ella regenta un centro de tatuajes ubicado en una antigua salinera en la que los pescadores guardaban antiguamente el pescado.
Por último, el programa realiza con un guía local una ruta en barco por el archipiélago Chinijo, donde se practica la pesca en la isla Alegranza y el snorkel en un jameo. Después, en La Graciosa, una isla sin carreteras asfaltadas, recorre en 4×4 sus rincones más especiales.